El MuNdO De PaMeLiTx!!!

Saturday, October 07, 2006

La Plaza de Armas

Nace un nuevo día en esta cuidad, llena de ruido, llena de oscuridad. Hoy, de esos días en los cuales no puedes ni concentrarte, que simplemente quieres ser, y nada mas, solo eso.
Como solo quería ser, decidí caminar por el centro sin rumbo alguno para poder ver algo que me atrayera y asi matar mi tiempo, que tan pesado se hacía, las horas no pasaban, solo dormían esperando que alguien las despertara o simplemente las matara.
De pronto, en la catedral, veo a una pequeña niña llorando a los pies de la virgen del carmen. Su llanto era de aflicción y a su lado no había nadie mas, estaba sola contemplando a la hermosa virgen adornada con una bandera chilena.
Al verla tan solitaria me dió la enorme curiosidad de acercarme y poder hablar con ella, senti la necesidad de ayudarla, de escuchar lo que le afligía y ser un apoyo dentro de esta enorme ciudad, porque quién sabe si ella tuviera a alguien en la vida.
Al verme ella se asustó, fue tanta su impresión que lanzó un grito de espanto y salió corriendo por la catedral hasta llegar a la salida. Yo al ver que salió corriendo, yo tbn lo hice para tratar de explicarle que no le haría daño alguno, que solo quería ayudarla.
Al llegar a la plaza de armas, me di cuenta que la niña estaba sentada en una banca mirándome, pero no de la forma en que lo había hecho antes, sino que de una forma dulce, paciente, como esperando a que yo definitivamente me acercara a ella. Y eso hice, me acerqué, me senté a su lado y comencé a hablarle, a preguntarle que hacía tan solita en esta enorme ciudad, si tenía papá, mamá o algún familiar cerca para acompañarla a su encuentro.
La niña, solo me miraba y sonreía, sonreía de una manera que me provocaba calma pero a la vez un cierta inquitud. Sus ojos reflejaban muchos sentimientos, deseos sin cumplir, o simplemente ganas de poder ser aceptada por el mundo sin tener que fingir, quedarse en una mirada y con ella decirlo todo.
Las horas pasaron y yo ahi sentada en la plaza de armas mirando perpleja a esa niña, quería descubrir que era lo que había dentro de ella que me inquietaba descubrir. De pronto ella se levanta de la banca y me dice: "¿Pudiste descubrir algo de mi?, ¿Acaso no ves nada?"... yo la quedé mirando con una expresión confusa en mi rostro, pensando en lo que me había dicho y no podía hallarle semejanza, era la primera vez que la veía en mi vida ¿Cómo iba a saber quién era? ¿Cómo iba a descubrir algo en ella, si ella era tan desconocida para mi?.
Después de unos momentos ella me dijo: "Me debo ir, ya es muy tarde para mi, pero si te voy a decir una sola cosa, busca en tu interior, y te aseguro que cuando lo hagas sabrás quién soy" luego de eso, siguio su camino perdiendose entre los pintores de la plaza de armas mientras yo le gritaba que no se fuera, que yo la acompañaba porque era peligroso que una niña tan pequeña se fuera sola, pero ella voltió a verme y me dijo: "no te preocupes, yo estaré bien, solo haz lo que te dije y te darás cuenta que nuestro encuentro no fue casualidad".
Cayó la noche y yo aún sentada en la plaza de armas, con la catedral de frente y las palomas por todos lados. Decidí caminar hacia el metro porque ya se hacía demasiado tarde y mi familia esperaba por mi. Al tomar el metro y durante todo el camino me fui pensando en el encuentro que había tenido con ella y todo me seguía pareciendo confuso ¿Por qué en un principio estaba llorando y al verme corrió para después sentarse horas conmigo a mirarme? y sobretodo ¿Qué sentido tiene lo que me dijo?.
Al llegar a mi casa estaban todos preocupados por mi, todos me decían que habían estado llamándome pero yo no había contestado ninguna de las tantas llamadas que me hicieron, pero yo no estaba ahi, asi que simplemente dije un "perdón" y corri a mi habitación. Ya a solas en ella seguía pensando, seguían dándome vueltas en mi mente las palabras de esa niña pequeña, sin embargo, aún no les hallaba sentido cuando de pronto cae al suelo una fotografía, al mirarla quedé helada, la niña estaba en la fotografía, y esa niña era yo, "esta soy yo" dije perpleja.
Con eso todo tenía sentido, la niña de la plaza de armas era yo misma, era esa niña que está dentro de mi que me decía que tenía que hallar soluciones a mis problemas, pero que sobretodo siempre fuera yo, que nunca perdiera esa inocencia y esa dulzura que expresaba en los ojos, esa inocencia que solo un niño la tiene por naturaleza y que algunos adultos pueden llegar a desarrollar si en su alma existe la inocencia de un niño.